Espera lo inesperado

¿Qué hubiera pasa si supiera lo que iba a pasar?

Lo más probable es que me habría estresado antes, durante y después del evento. Habría buscado formas de poderlo evitar, habría agotado todos mis recursos para revertir la situación, y si, aún con todos mis esfuerzos, no hubiera podido detenerlo, estaría pasando lo mismo que estoy pasando ahora, pero a mayor escala porque estaría frustrada y enojada conmigo por no haber hecho nada.

Si he de ser sincera, prefiero que la vida me haya sorprendido, que haber sabido lo que venía. Me ha ahorrado posiblemente meses de estrés, cansancio, frustración, tristeza y más.

Por más que en estos momentos esté pasando por un momento de cambio y transición, no se compara con lo que podría haber vivido de haber sabido con antelación.

La reflexión que todo esto me ha dejado es que no puedes planear con punto y coma toda tu vida, van a haber cosas y situaciones que no puedes prever, y eso está bien. No te canses pensando en lo que podría pasar mañana porque la vida es una ruleta, y a veces tiene algunas sorpresas esperando por ti a la vuelta de la esquina.

Modifica tu mentalidad y aprende a aceptar esos momentos inesperados, en algo te van a ayudar, solo dales un poco de tiempo y mantén tu mente abierta. Hay cosas que no podemos cambiar pero sí que las podemos aceptar.

Y, una vez que aceptas una situación, comienzas a aprender de ella, entiendes que es lo que podrías hacer para no volver por ese camino o, en dado caso, entiendes como transitarlo de forma diferente.

Considera que el pasado no se puede cambiar, pero sí puedes modificar tu presente para tener un futuro diferente. Ábrete a las oportunidades que lleguen, siéntete capaz de lograrlo y por sobre todo ten confianza en tus capacidades.

¿Qué hago para pasar estos momentos?

Lo primero que hice fue darme un tiempo a solas; todos opinaban y preguntaban como me encontraba, y lo que más necesitaba era un poco de espacio para entender que estaba sintiendo.

Cuando me dieron ese tiempo, pude escuchar mis pensamientos y sentir las emociones por las que estaba pasando. No hice nada más que entenderlas, no intente reprimirlas, solo deje fluir lo que estaba en mi cabeza y corazón.

Y ahí sentí tranquilidad, ahora ya podía expresar como encontraba, por lo que el siguiente paso fue comunicar lo que ya había entendido. Conversé con las personas más cercanas a mi, y pude decirles como me encontraba y que era lo que sentía, eso lo convirtió en algo tangible.

Habiendo exteriorizado mi pensar y sentimientos, ahora tenía que trazar un plan de acción. Mi vida había sufrido una tremenda transformación y necesitaba redirigirla. Por supuesto no estaba, o bueno, no estoy en condiciones para trazar un gran plan, aún hay muchas variantes.

Así que necesitaba un poco de ayuda externa y acudí a la terapia, y antes de que pienses que eso solo es para locos y desesperados, no es así. Cambiemos la percepción de la terapia por algo sumamente necesario para poder comprendernos.

Habiendo dicho lo anterior, es posible que consideres que la terapia no es para ti; sin embargo, también podrías buscar un mentor o un grupo de apoyo. Solo busca apoyo, en la condición en la que te encuentras necesitas ayuda, aunque no lo quieras reconocer.

Por último, antes de terminar, piensa que lo inesperado no es algo malo, todo depende de como lo afrontas. No te resistas y mira el lado positivo, o te vas a hundir en un mar de dudas, frustraciones, enojo, y te va a costar mucho salir de ahí.